“Todo aquello que bulle y hormiguea y gira, es bueno”.
Fritz Zorn, Bajo el signo de Marte

miércoles, 16 de marzo de 2011

Un retrato de Palladio que no lo es tanto

A diferencia de su coetáneo Vignola en Regola delli cinque ordini d’architettura o de su seguidor Vincenzo Scamozzi en L’idea della architettura universale, Andrea Palladio no comenzó sus Quattro libri dell’architettura con un retrato suyo. Por una parte, esto podría considerarse una forma de anunciar que lo verdaderamente importante es lo que el lector puede encontrar tras el frontispicio del libro, que no sólo compendia una particular manera de entender la arquitectura, sino que también hace coincidir la historia personal del arquitecto con su propio trabajo, en muchas ocasiones esgrimido como paradigma de lo que se explica en el texto, y en el que a veces se deslizan algunas íntimas reflexiones del autor que contribuyen asimismo a reconstruir su imagen y no precisamente la física: una natural inclinación a los estudios de la arquitectura, un amor denodado por las antigüedades, su trabajo incansable, el compromiso con la arquitectura y los comitentes.

Pero, por otro lado, esa decisión de no incluir su retrato nos privó de una imagen oficial de Palladio, el arquitecto más influyente de, al menos, los últimos cinco siglos de historia de la arquitectura. Sólo en 1741 y en el tercer volumen de su Architettura di Andrea Palladio, Francesco Muttoni incluyó una efigie fidedigna (o casi) del arquitecto vicentino para ilustrar su trabajo, inspirándose en un retrato hoy conservado en Villa Valmarana ai Nani y atribuido a un pintor amigo íntimo de Palladio, Giovanni Battista Maganza. Sin embargo, esta restitución iconográfica no impidió que con el tiempo se presentaran nuevas identificaciones. Quizá la más relevante sea la que expresó J. F. Willumsen en 1927 al identificar a Palladio en un estupendo retrato del Greco que se conserva en Copenhague, pues fue retomada después por Lionello Puppi, uno de los más destacados especialistas en la obra del arquitecto, y, sobre todo, porque ha sido ratificada en la gran retrospectiva de 2008 que pudo verse en Vicenza, Londres, Barcelona y Madrid.

En su ejemplar de las Vidas de Vasari, el Greco apostilló que Palladio era el “mayor arquitecto de nuestro tiempo”. Además, el pintor tuvo en su biblioteca la edición que el vicentino y Daniele Barbaro habían publicado en 1556 del tratado de Vitruvio y, de hecho, pudo coincidir con el arquitecto en Venecia, si acaso viajó a la ciudad, entre 1575 y 1576, pero entonces Palladio contaba ya con 68 años y el retratado parece más joven, y por lo demás se asemeja muy poco al incluido por Muttoni en su obra, si damos por bueno que el retrato que este último incluyó es, en efecto, el del verdadero Palladio. En ese sentido, la hipótesis defendida por Puppi es, sobre todo, la más que comprensible expresión de un deseo, y por ello este retrato de Copenhague habla más de nosotros mismos que de Palladio o del Greco. Yo dudo, incluso, de que el retratado sea un arquitecto, a no ser que el compás se le acabe de caer de las manos.

5 comentarios:

  1. En un lejano país existió hace muchos años una oveja negra.
    Fue Fusilada.
    Un siglo después, el rebaño arrepentido le levantó una estatua ecuestre que quedó muy bien en el parque.
    Así, en lo sucesivo, cada vez que aparecían ovejas negras eran rápidamente pasadas por las armas para que las futuras genraciones de ovejas comunes y corrientes pudieran ejercitarse también en la escultura.

    "La oveja negra" Augusto Monterroso.

    De acuerdo contigo en que el retrato habla más de nosotros que de Palladio.

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  2. DEJA YA DE MIRAR LA ARQUITECTURA


    Deja ya de mirar la arquitectura
    que va trazando el fuego del artificio
    en los cielos de agosto. Lleva el vicio
    en sí de toda humana criatura:
    vicio de no durar. Que sólo dura
    por un instante el fúlgido edificio
    para dejamos ver el beneficio
    sagrado de una luz en noche oscura.
    Ven... Hay que ir a buscar lo más durable.
    Esta noche de estío por ti enciende
    sus innúmeras luces en lo alto;
    cállate bien y deja que ella hable.
    Y del vano cohete sólo aprende
    a ir preparando tu divino salto.

    (Pedro Salinas)

    Enhorabuena por el artículo sobre Chardin en el Descubrir el Arte de este mes, me ha gustado mucho. ARS LONGA!

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  3. Maravillosa mirada(incluso en Palladio).



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  4. Parece más un poeta o un literato de la época que un arquitecto...

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