"Yo me había hecho profesor de literatura para enseñar a quienes no estaban interesados aquello que yo no había podido aún aprender por mi cuenta".
Carlos Marzal, "Con un poco de suerte", en Los pobres desgraciados hijos de perra. Barcelona, Tusquets Editores, 2010, p. 27
Y veo tus textos todos sin comentario y pienso que no se merecen tal indiferencia, así que inauguro este blog para criticar tan áspera marzalada y decirte que es seguro que encontrarás alumnos interesados en tu nueva singladura docente con los que sin duda compartirás el gozo de ir aprendiendo juntos.
ResponderEliminarAbrazacos
Hola, somos Silvia y Gracia, estudiantes de quinto de Historia del Arte en la Complutense y becarias de la Fundación Amigos del Museo del Prado. Somos asiduas lectoras de Descubrir el Arte y siempre leemos tus artículos. Un día encontramos tu blog en internet, y la verdad es que nos pareció muy interesante; hemos leído algunas de tus entradas, y queríamos decirte que si no te habíamos escrito antes era por vergüenza, porque la verdad es que nos gustaría agradecerte que compartas tu experiencia y tus opiniones sobre arte con la gente. Este blog nos parece una magnífica manera de aprender y de acercar el arte al público, o por lo menos a una parte de él, y hemos aprendido mucho leyéndolo. Hemos asistido a algunas de tus conferencias sobre Bibliotheca Artis, y también queríamos comentarte que nos parece admirable que una persona tan joven haya logrado encontrar su sitio en el mundillo artístico, porque lo cierto es que nos encantaría conseguir lo mismo algún día y poder participar activamente de esta experiencia tan maravillosa que es el arte. Esperamos que sigas haciéndonos disfrutar y aprender como hasta ahora. GRACIAS!!!
ResponderEliminarSilvia y Gracia
Espero que hayas encontrado en lo que llevas de camino alumnos que te hayan enseñado a ti y que hayan tenido el placer de darse cuenta de todo lo que tú les has enseñado
ResponderEliminar"Pronto empecé a frecuentar las colinas. Ninguno de los demás profesores se adentraba en ellas (...) Las colinas resultaban siempre intoxicantemente limpias, luminosas, remotas. Acompañado solamente por mi propio aburrimiento, empecé a mirar la naturaleza por primera vez en mi vida, y a lamentar que mis conocimientos de su lenguaje fueran tan limitados como mis rudimentos de griego. Tomé conciencia de las piedras, los pájaros, las flores, la tierra, de una nueva manera, y caminar, nadar, gozar del magnífico clima y de la ausencia de tránsito rodado o aéreo (...) me hicieron sentirme más sano que nunca en mi vida. Empecé, o eso me pareció, a sentir cierta armonía entre el cuerpo y el alma.
ResponderEliminarEra una ilusión"
Por lo que está por descubrir.
(Incluídas ilusiones)
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Javierito,
ResponderEliminar¡Qué ilusión me ha hecho tu post! Gracias, compá. Ya sabía yo que esto era para los amigos.
Abrazos